Un nuevo estudio realizado por psicólogos de la Universidad St. Andrews (Escocia) revela que tendemos a asociar ciertas formas del rostro masculino con la honestidad. Para demostrarlo, los científicos realizaron una serie de experimentos en los que varios sujetos varones debían jugar apostando dinero. A los jugadores se les permitía ser honestos con sus contrincantes o aprovecharse de ellos y engañarlos. Antes de cada partida se les mostraba una foto inexpresiva del rostro de su contrincante. De este modo, Michael Stirrat comprobó que los sujetos eran más propensos a confiar en oponentes con la cara más estrecha. “Hacemos juicios instantáneos sobre los desconocidos, por ejemplo para decidir si somos sinceros con ellos o cautelosos. Y nosotros creemos haber encontrado las bases de este comportamiento intuitivo”, explica Stirrat.
Basándose en la teoría evolutiva de la selección sexual, los investigadores dedujeron que las caras masculinas pueden dar señales de mayor o menor dominancia física, y que “cuanto más dominante parece un hombre más propenso juzgamos que será a aprovecharse de la confianza de los demás para enriquecerse”. Siguiendo este razonamiento, es comprensible que seamos más desconfiados con ellos. “Los resultados son interesantes, pero no deben llevarnos a la conclusión de que los hombres de rostro ancho son malos; solamente que concretamente en nuestros juegos fueron un poco ‘aprovechados’”, dice Stirrat, que añade que la investigación debe seguir avanzando antes de extraer conclusiones generales.